Cerca de 92.000 científicos, médicos, ingenieros y arquitectos han emigrado de Venezuela en los últimos años, denunció este lunes la oposición que lidera Juan Guaidó, que consideró que esta salida de especialistas es “una gran fuga de talento”.
“Al menos 92.000 científicos, médicos, ingenieros y arquitectos han emigrado de Venezuela en los últimos años. Sin duda, una gran fuga de talento”, escribió el ex diputado opositor Carlos Valero en su cuenta de Twitter.
Por eso, consideró que “urge un cambio político en el país, para que cada venezolano que se fue, regrese” y, de ese modo, se pueda construir una alternativa para la nación.
Según la ONU, cerca de 5,7 millones de venezolanos se han marchado de su país en busca de un futuro mejor ante la crisis que vive la nación petrolera.
Colombia es el país que más migrantes ha recibido, cerca de 1,7 millones, seguido de Perú (1 millón) y Estados Unidos (465.000), según la plataforma regional de coordinación interagencial de la ONU.
Debido a esa migración, según explicó recientemente a Efe el director ejecutivo de la ONG Médicos Unidos de Venezuela (MUV), Jorge Lorenzo, los estudios gremiales, mostraron que “se habían ido 32.000 médicos” hasta marzo de 2020, cuando comenzaba la pandemia.
En la especialidad de bioanálisis y enfermería, hasta diciembre de 2020, se había producido un éxodo de entre el 60% y el 70% del total de profesionales de esos sectores.
Esa situación, sumada al fallecimiento de trabajadores de la salud durante la pandemia por la COVID-19, durante la que diferentes organizaciones y sindicatos han denunciado que no cuentan con equipos de protección suficientes, han llevado a la MUV a alertar que el país se está quedando “sin sanitarios”.
Frente a esta situación, Lorenzo advirtió en mayo pasado que, desde diciembre, “el personal sanitario empezó a hacer otra migración sin salir del país, buscando otras alternativas de trabajo”. “Algunos se fueron al sector privado, otros empezaron a atender pacientes en domicilios y otros se fueron de la salud a trabajar en otra cosa”, subrayó.
Por otra parte, a la lentitud de la vacunación contra la COVID-19 en Venezuela se sumó la escasez de dosis de la Sputnik V, el fármaco por el que el régimen acordó con Rusia el envío de diez millones de unidades y del que solo se recibieron, de forma pública, 1.430.000. La vacuna parece hoy un fantasma, mientras un número indeterminado de ciudadanos esperan, sin certezas, la segunda dosis.
El retraso se registra desde hace semanas y las autoridades del país aún no se han pronunciado, pese a que muchos ciudadanos -la mayoría personas de más de 60 años- debían inyectarse la segunda dosis a los 21 días, pero llevan casi dos meses en espera.
(Con información de EFE)