La conmovedora historia de la hija de un general preso por Nicolás Maduro: “No hay un día en que no llore”

Solo tiene 20 años y es una joven bella, de una exquisita educación que ya poco se ve en la generalidad de los jóvenes. Se le sale el “tú” e inmediatamente pide que la disculpe y me pregunta si puede llamarme por mi nombre. Quiere parecer feliz y hace esfuerzos para ello. Quizá no es el amor natural por su padre el que impresiona, es la fuerza para defenderlo. Ella es Loredana Hernández, hija del general (GNB) Héctor Armando Hernández Da Costa, preso desde hace más de dos años en la DGCIM.

“Mi papá nada tiene que ver con el magnicidio y así se demostró en la Mesa de Detenciones Arbitrarias de la ONU que se debatió punto por punto de por qué él es inocente. Esa fue una mesa de diálogo entre representantes de la ONU con el Gobierno venezolano: nosotros dábamos nuestro testimonio y ellos lo refutaban; así fue durante un año y se demostró que mi papá es inocente”.

Vive en una residencia con dos estudiantes más. “Mi tema de conversación siempre es mi papá. Yo, yo no soy feliz. Me acabo de graduar hace dos meses y mi papá no está, tampoco en los cumpleaños, las navidades no existen. Si, por ejemplo, me como un helado, me siento mal, me siento la peor hija del mundo. Lo único que queda es luchar”.

MG Richard López Vargas era comandante general de la GNBMG Richard López Vargas era comandante general de la GNB

De los hechos que los marcaron mucho como familia son los allanamientos. “Nos rompían las puertas, nos decían de todo. La presencia del funcionario Dgcim vestido de negro, con su gorra y su actitud de irrespeto, solo busca hacerte sentir el ser más miserable del mundo”.

“A mi papá yo siempre lo vi como un hombre correcto, apegado a la norma, a las leyes. Siempre me decía: Loredana cuando cumplas 18 años tienes que saber que existe una Constitución que debes respetar. Iba a trabajar con el librito pequeño de las Constitución en el bolsillo”.

Reconoce que muchos oficiales que están activos se les han acercado para expresarles apoyo y decirles que lo cometido contra el general Hernández Da Costa es injusto.

Loredana revela que su papá, para pagar la Universidad Católica donde ella estudió, “pedía créditos bancarios”. Cuando a él lo encarcelan “le bloquearon las cuentas bancarias y mi mamá me dijo que tendría que esperar hasta el año siguiente para seguir estudiando porque no podíamos pagar la universidad; conseguimos una beca en la universidad y mis tías me apoyaron. Nunca tuvimos bienes”.

Habla de lo que llaman el Comité de Censura. “Si vas a pasar un libro, ese comité decide si el preso puede leerlo o no”. A la pregunta de qué tipo de libros no permiten entrar, dice que “por ejemplo libros sobre la Segunda Guerra Mundial o sobre el Muro de Berlín, son devueltos o los desaparecen. Incluso, una vez quisimos pasarle su propio libro, el que mi papá escribió de criminalística y desapareció”.

Asegura que “nunca nos permitieron ingresar fotos ni revistas. Eso lo están haciendo desde hace unos días por lo de la ONU. Ahora, como él está enseñando alemán en la celda a diez oficiales detenidos, le están permitiendo los libros de alemán”.

Recuerda que en la visita “mi primera impresión es que se veía pálido, pero muy pálido. Perdió muchísimo peso. Me asombró la primera vez porque, tanto a civiles como militares, los afeitaban a ras, vestidos con bragas militares super incómodas”.

Resalta que una de las cosas que más le impactó fue cuando “en mi desesperación yo gritaba y pedía ayuda porque se estaban llevando a mi papá, pero nadie hizo nada”.

La semana pasada, en el juicio “mi papá aleccionó al comandante Balaguera Hernández y le dijo que no podía estar dentro de la sala de juicio con equipo antimotines, más aun cuando ese oficial fue su alumno”.

Continúe leyendo el texto escrito por la periodista Sebastiana Barráez publicado en Infobae

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