En exclusiva: Excarcelaron a Eva Lugo, paciente oncológica que vincularon con Óscar Pérez

Foto: Google

Eva María Lugo, de 57 años, fue excarcelada la tarde de este 17 de octubre luego de cumplir más de un año detenida en la cárcel militar Ramo Verde, por presunta vinculación con el piloto rebelde Óscar Pérez.

Lugo es paciente oncológica, sufre de osteosporosis, litiasis renal, problemas graves de la columna vertebral, de constantes infecciones urinarias y migrañas que le generaron desmayos. Pese a ello, sus custodios no permitieron que le realizaran exámenes médicos en el Hospital Militar “por órdenes de arriba”.

En marzo de 2019, durante una fuerte requisa corporal por parte de custodios de Ramo Verde, se le produjo una lesión en el seno derecho, el mismo donde un año atrás le extrajeron células cancerosas. Fue llevada al hospital militar debido al fuerte dolor pero los especialistas no la atendieron.

Debido a que “perdieron el historial médico”, se le fue negada la medida humanitaria de casa por cárcel.

12/1/2018 -Día de su detención

Pasadas las 4:00 p. m. del 12 de enero de 2018, Lugo fue detenida dentro de su vivienda -un apartamento duplex- por 15 funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, quienes rompieron a golpes la puerta del hogar para luego someterla a ella y a su familia.

Sus tres nietas, de 7, 8 y 10 años, estaban en el área de la sala, al ver a los hombres fuertemente armados corrieron a esconderse en la habitación.

Los uniformados, apuntando con armas largas y corta a la cabeza de Eva y su hija mayor, las acostaron boca abajo en el piso con las manos en la nuca.

Su madre, una señora de 97 años y que sufría demencia senil, estaba en su habitación ubicada en el piso de abajo sin entender lo que ocurría. A unos pasos estaban las nietas de Eva, ellas temblaban por el miedo, pues eran apuntadas en la cabeza.

“¿Dónde está el celular?”, era lo que repetían los uniformados. Eva estaba en Schock, no entendía lo que pasaba.

Siguiendo la búsqueda del celular

Los funcionarios apuntaron en la cabeza a Eva para que bajara a la habitaciones donde estaban sus nietas y madre.

Bajando las escaleras le halaban el cabello. Encontró todo destrozado; camas, puertas, adornos y objetos personales.

La nonagenaria estaba sentada en su cama y solo miraba a la pared. Eva le dijo que todo estaría bien y se despidió de ella.

Al voltearse le dijeron que si no daba el celular mataban a su hija y su madre sería internada en un manicomio. Pero minutos despues apareció un militar, con una gran sonrisa, avisando que había encontrado el teléfono móvil.

Le robaron los aparatos electrónicos. Lo que no se llevaron fueron destrozados.

El procedimiento, liderado por un general que luego de la aprehensión fue sancionado por el Gobierno de los Estados Unidos, se hizo sin un testigo, sin fiscal, sin orden de allanamiento (eso lo fabricaron después). Sin un fiscal de menores.

Las niñas estuvieron por cuatro meses en terapia con un psicólogo y durante todo ese tiempo se negaron a dormir en las habitanciones. Todos descansaban en el piso de la sala.

Fue llevada a la Dgcim

Cerca de 30 funcionarios estaban fuera del hogar. Montaron a Lugo en una unidad no identificada rodeada de varios carros negros sin identificar y taxis blancos. La trasladaron a la División de Contrainteligencia Militar (Dgcim) ubicada en Boleita, Caracas.

En el camino le halaban el cabello y le decían “habla perra”.

Al entrar a la Dgcim le taparon los ojos con una carpeta doblada que estaba sellada con tirro y solo se la quitaban en el interrogatorio.

Pasó cuatro noches y tres dias sentada en una silla de metal contra la pared y con las manos esposadas que se la quitaban para comer.

Los interrogatorios lo realizaban en un cuarto donde torturan, como una medida para intimidar.

Por debajo de la carpeta veia los pies de las personas que habían sido cortados con navajas y mucha sangre en el piso. Un día presenció como sacaban a las personas arrastrada de ese cuarto, la habitación del horror.

En el interrogatorio obligaban a Eva a tomar mucha agua. De negarse la abofeteaban varias veces, le retorcian el cabello y se lo halaban hacia atrás.

Su hija estaba con ella, pero no lo sabía

A horas de su reclusión reconoció que su hija menor, Laura, estaba sentada a dos metros de ella. Revonoció sus pies.

A Laura la sacaron de la casa a la 1:00 a. m. del 13 de enero de manera silenciosa. Entraron con la llave de Eva.

A Eva, conocida por ser activista en su localidad, le preguntaron sobre todos sus contactos en el celular y quién le financiaba – la tarjeta de débito era utilizada por Eva y Laura.

Todo el tiempo le preguntaron dónde estaba Óscar Pérez. Pero ella no lo sabía, nunca había conocido al piloto rebelde.

Hubo momentos en los que no podía hablar. No entendía lo que le preguntaban. Estaba confundida, ella no es la cocinera de Pérez, así como lo querían hacer ver.

Una gran celebración

El 15 de enero de 2019, en horas de la mañana,  los funcionarios ingresaron eufóricos, gritaban, aplaudían y celebraban porque habían matado a “su jefe”.

“Murió como un perro. Los matamos a todos”, dijeron.

Ese día funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), con armamento de guerra, asesinaron a Óscar Pérez y seis integrantes de su equipo en El Junquito. Ellos luchaban por la libertad de Venezuela.

Ese día interrogaron a Eva y Laura. Fueron trasladadas a la Corte Marcial en horas de la noche, sin la presencia de sus abogados.

Al dia siguiente las llevaron a la cárcel militar Ramo Verde. Esto aunque la Dgcim pidió el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof) como centro de reclusión.

En aislamiento

Eva y Laura fueron aisladas por mucho tiempo. Sería el más largo que ha vivido una mujer en Ramo Verde.

Estuvieron un mes sin recibir comida sino las raciones mínimas y frías que allí sirven, sin atencion medida, sin visita de abogados, sin un rayo de sol y lo peor sin ver a su familia.

Eva se despertaba con ataques de ansiedad recordando lo que pasó. Las dos dormían acurrucadas en una colchoneta en el piso.

El 9 de febrero les permitieron hacer una llamada. Allí se enteró que su madre había muerto tres días atras.

El 16 de febrero le permitieron la visita familiar. Allí pudo ver a su hija mayor.

Laura sale en libertad plena

Después de mucho sufrimiento y humillaciones el 19 de diciembre de 2018 Laura es liberada durante la celebración de la audiencia preliminar.

A Eva la presionaron. Le dijeron que si no se inculpaba su hija no saldría en libertad. Ella accedió y fue condenada a 2 años y 8 meses de prisión.

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