Foto archivo

Junio 9,2019.- La migración de venezolanos tiene muchas caras, causas y consecuencias. Pero uno de sus resultados más preocupantes son, sin duda, los “niños dejados atrás”. Cada vez son más los padres de niños y adolescentes que deciden emprender camino en otro país y dejan a los menores de edad de sus familias bajo la responsabilidad de un familiar, amigo o vecino.

El gobierno de Nicolás Maduro ha manifestado en muchas oportunidades su compromiso con los derechos de los niños; en el Día Universal del Niño afirmó que “Ratificamos la firme disposición de seguir garantizando los derechos de nuestros infantes y de las generaciones futuras de la Patria. Es deber de todas y todos, fomentar los valores de fraternidad, amor y respeto por los niños y niñas del mundo”.
Pero en este escenario, en el que la crisis y la emergencia humanitaria compleja son los motores de la migración de los venezolanos, las promesas del discurso oficial se distancian cada vez más de los hechos. ¿Dónde quedan los derechos de un niño cuyo proceso de crecimiento, vínculos afectivos y condiciones de salud, se ven directamente afectados debido a la ausencia de la figura de sus padres?
En el caso venezolano, Unicef hace énfasis en que en la diáspora se torna compleja debido a que los niños que son dejados atrás bajo el cuidado de abuelos, tíos o personas cercanas a la familia no pueden otorgar la atención oportuna que requieren, por la misma situación del país.
En la mayoría de los casos, los padres abandonan el país en búsqueda de mejores oportunidades laborales, de generar recursos económicos para su bienestar. Según estimaciones de la asociación civil Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), aproximadamente 840 mil niños, niñas y adolescentes han sido abandonados por al menos un padre en el proceso de migración.

¿Son atribuibles las obligaciones de los padres a terceros?

De acuerdo con Cecodap, hay un tema jurídico importante acá: los padres que emigran no pueden atribuirle sus obligaciones a terceros porque éstas no les competen, una situación que incrementa el riesgo en la crianza de los niños que quedan en el país sin el cuidado directo y acompañamiento de sus progenitores.
Y así la crisis en Venezuela va escalando nuevos niveles. Recordemos que en el mes de abril se realizó el reporte de 3 recién nacidos abandonados en la zona de Caracas y La Guaira, reflejo del mismo escenario y de que el gobierno no tiene la capacidad de dar una respuesta efectiva a este problema.
El duelo de un niño abandonado influye en su proceso de aprendizaje, de relación con los demás y hasta en su alimentación. En la red educativa de Fe y Alegría entre julio del año 2018 y enero de este 2019 se duplicaron: pasaron de 4.444 niños dejados atrás a 8.904, además de incrementarse las inasistencias y los cambios de escuela.

Consecuencias graves para los niños

En reciente informe de la organización “Save the Children” queda en evidencia que Venezuela disminuyó en 32 puntos su índice de protección a la infancia; la tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años aumentó en 40 % y la de homicidios de niños y niñas en 60 %, a esto se le suma la tasa de desplazamiento.
El hecho de que un niño se desarrolle sin la presencia de sus padres, lo coloca en un espacio donde sus condiciones de vida no son las mismas, al igual que la capacidad de respuesta ante cada una de las problemáticas que pueda enfrentar y la defensa de sus derechos. De cierta manera, este constituye un daño mayor de la diáspora, con graves consecuencias para el desarrollo del futuro del país.
SHARE