Abril 01, 2018.- “¡Quítale el teléfono, rómpelo y cállale la boca!”, fue la instrucción que recibió una agente de la Guardia Nacional Bolivariana que trataba de impedir que la periodista venezolana Elyangélica González terminara un reportaje telefónico para Caracol Radio el 31 de marzo de 2017 en las adyacencias del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas. Después vendrían las patadas, los golpes, la arrancada de cabellos, los gritos, amenazas y su cuerpo arrastrado mientras ella se resistía.

Ese día, un grupo de estudiantes protestaba la medida del máximo ente de justicia en Venezuela que quitaba poderes al Parlamento e inmunidad a los diputados, elegidos por votación popular. La ruptura del hilo constitucional por parte del gobierno de Nicolás Maduro desataría al día siguiente una ola de protestas que se prologó cuatro meses y dejó más de 150 muertos, centenas de heridos y más de 600 presos.

Elyangélica González, hoy reportera de planta de Univision Noticias, era corresponsal en Venezuela para Univision y Caracol Radio. En el momento de la agresión que le cambió la vida y la de su familia, hacía su trabajo. Estaba en plena transmisión radiofónica cuando los oficiales empezaron a rodearla y le pidieron irse del lugar. Luego le exigieron entregar su teléfono y equipo de trabajo y posteriormente la golpearon y la convirtieron en víctima y protagonista de un dantesco espectáculo que alguien logró captar en un video que se viralizó de inmediato.

A un año del suceso, González recuerda que la denuncia que recibió el Ministerio Público el 7 de abril de 2017 “duerme el sueño de los ‘justos’ (está paralizada) irónicamente”. Su abogado está preso por otro caso en el que lo implicó la justicia venezolana, el fiscal que investigaba tuvo que salir del país, y solo quedan algunos registros de prensa y declaraciones de organismos internacionales que denunciaron su caso.

Cuando alguien desde el edificio del Tribunal Supremo decidió encender la cámara, ya la periodista había sido golpeada con las botas de los guardias, le halaron el cabello hasta arrancarle una buena parte que un año después empieza a recuperar. Los militares la arrastraron, rompieron su teléfono y le provocaron un diagnóstico que quedó escrito en el informe del Centro Médico Docente la Trinidad: lesiones cervicales, lumbares y en el hombro izquierdo.

Todos los días, González llega muy temprano a la redacción porque trabaja para Despierta América. Puede estar cubriendo una tragedia como la de Parkland (Florida) y tuitear al mismo tiempo sobre temas muy específicos, con muchos detalles, sobre Venezuela. Puede transmitir una declaración del senador Marco Rubio e informar sobre las necesidades de un medicamento para el cáncer de un niño venezolano. Ella está aquí y allá.

“Hoy es 31 y se cumple un año de la agresión. Esa paliza me cambió la vida y la de mi familia”, comenta. Está dispuesta a recordarlo.

¿Puedes volver a Venezuela y ejercer periodismo?

Me encantaría, pero creo que aunque legalmente es posible, humanamente es un riesgo muy grande. Desde el momento en que puse la denuncia, comencé a recibir llamadas telefónicas, primero desde un “número oculto”, y luego desde un número aparentemente estadounidense. Me decían que me iban a “joder”, que iban a secuestrar a mi esposo y a mis hijos, que iban a enviarme a mis hijos “picados, en cajas”.

Un terrorismo que me generó ataques de pánico. Comencé a somatizar la situación con una especie de tic nervioso en el ojo, me mareaba, lloraba todo el tiempo, con motivos o no. Fue terrible cubrir las protestas los primeros dos meses, sentía que me perseguían, que me harían daño. Nunca compartí con mi esposo ni mi familia detalles de estas amenazas ni lo que me pasaba. No quería asustar a nadie. Recuerdo que le pedí orientación a una persona de contrainteligencia para saber la procedencia de estas llamadas y nunca obtuve respuesta.

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http://800noticias.com/video-periodista-venezolana-agredida-por-la-gnb-aquella-paliza-cambio-mi-vida-y-la-de-mi-familia