Abril 15, 2018.- A Pedro Luis Coral Lizardi lo habría asesinado un funcionario de la Policía del estado Bolívar (PEB) que buscaba a los responsables del secuestro y homicidio de un familiar taxista. Sin saberlo, el uniformado mató al Pedro equivocado.
Llamarse Pedro y ser primo de Alberto, uno de los involucrados en el secuestro y asesinato del taxista Julio González, fueron motivos para que el policía lo ejecutara con dos balazos; sin siquiera darle oportunidad de explicar que no era a él a quien buscaba, sino a su primo… también llamado Pedro.
Para el funcionario -perteneciente a las filas de la Policía del estado Bolívar (PEB)-, la orden de allanamiento a la casa de la familia Coral Lizardi estaba autorizada por la delación de uno de los implicados en el crimen, firmada por su uniforme y sellada por el parentesco que tenía con el conductor ultimado.
“Estaba acostado y me abrieron la puerta de golpe. Era un policía, pero no me dijo nada y siguió al otro cuarto, donde Pedro escuchaba música. Ahí empezaron los gritos. Mi sobrino rogaba que no le hiciera nada, que no era a él a quien buscaban”, relata Mario Coral sobre lo ocurrido la noche del 10 de marzo.
Pese a las súplicas de Pedro Luis Coral Lizardi, de apenas 20 años, su tío oyó cuando el uniformado lo golpeaba. Intentó auxiliarlo pero otros dos policías, que habían tomado posiciones estratégicas dentro de la casa, se lo impidieron. “Váyase a dormir viejito. Tranquilo que no va a pasar nada”, le repetían.
Sonaron tres detonaciones e inmediatamente el primer policía llegó a la habitación de Mario para preguntarle si escuchó los tiros. Luego le explicó que el muchacho le disparó en dos oportunidades y que él debió repeler el ataque, matándolo en el acto. Posteriormente el funcionario hizo una pregunta algo inusual, pero reveladora al mismo tiempo:
– Por cierto viejito, ¿no sabes dónde está la pistola del muchacho?
A lo que el sexagenario respondió:
– Si te disparó como dices, ¿entonces con qué pistola lo hizo?
Al notar el error que supuso hacer esa pregunta, el uniformado se dio media vuelta y ordenó a sus compañeros pedir refuerzos y cerrar la casa desde su interior. Así lo hicieron.
Las malas coincidencias
Una serie de eventos desafortunados causaron la muerte de Pedro Luis.
El primero fue la desaparición y posterior asesinato del taxista Julio González, quien prestaba servicios para la línea Orionca en la Terminal de Pasajeros Manuel Carlos Piar de Puerto Ordaz, y de donde salió la noche del jueves 8 de marzo con tres pasajeros.
Su vehículo -un Honda Civic azul, placas MBI-61G- amaneció desvalijado y quemado la madrugada del viernes en las adyacencias de la Unidad Educativa Nacional Nuevo Mundo, en el sector de San Félix, a dos cuadras de la vivienda de los Coral Lizardi. En ese mismo barrio vivían los responsables del hecho: Alí José Fuentes, de 20 años; Alberto Silva Coral, de 21 años y apodado Beto; y Pedro García Romero, de 20 años.
“La Policía detuvo a Alí el sábado en la mañana y él contó lo que hicieron con el taxista y reveló que Beto y su primo Pedro (García) fueron sus cómplices en el crimen. Entonces le pidieron que los llevaran a donde Beto y él accedió”, contó una vecina de la familia Coral Lizardi.
Alí guió a los estadales adscritos al Centro de Coordinación Policial (CCP) La Victoria hasta la casa de Alberto Silva Coral, en el sector Nuevo Mundo, en San Félix. Lo que el joven no sabía era que hacía meses su familia lo había corrido por su mal comportamiento y ahora vivía en otro barrio.
“Él no mintió. Dijo que Beto era primo de Pedro (García), pero no le dijo a los policías que en la casa había otro Pedro (Coral) también primo de Beto y que era un muchacho sano. Entonces esas bestias llegaron buscando a Beto, se encontraron con el Pedro equivocado y lo mataron sin dejar explicar la confusión”, explicó la vecina del muchacho.
Agregó que los policías actuaron fuera de su jurisdicción -y además, fuera de la ley- ya que a los funcionarios del CCP La Victoria les corresponde patrullar parte de la parroquia Vista al Sol y la parroquia Yocoima, mientras que el sector Nuevo Mundo, ubicado en la parroquia Dalla Costa, es competencia del CCP Guaiparo.
Más impunidad
Amantina Jiménez, abogada y vecina de la familia Coral Lizardi, fue otra de las tantas personas que abogó por la inocencia de Pedro Luis y denunció las irregularidades que cometieron los uniformados de la PEB en el procedimiento con el que intentaron vengar a la familia del taxista asesinado.
“Pedrito era un muchacho sano. Tenía 20 años, pero era un niño. Se la pasaba jugando pelotica e’ goma con los niños del barrio, volaba papagayos, era bien mandado y trabajador. Llegó hasta sexto grado y de ahí se puso a trabajar embolsando en la panadería La Revancha y en los (supermercados) chinos… se la pasaba trabajando, jugando y oyendo música”, enfatizó su vecina.
Agregó que en reiteradas ocasiones el muchacho manifestó su temor a que le pasara algo por las andanzas de su primo Beto y por eso evitaba juntarse con él. Por esa razón su papá, Elido Marcelino Coral, habló con el resto de la familia para que Alberto abandonara la casa y así poder darle tranquilidad al menor de sus dos hijos.
Pese a los esfuerzos de la familia de mantenerlo alejado del mundo criminal en el que se desenvolvía Beto, a las 7:00 de la noche del 10 de marzo todo se vino a pique. Un policía con sed de venganza e información incompleta infringió la ley y ejecutó al Pedro incorrecto.
“Le sembraron un revólver Smith & Wesson calibre 22 y hasta cambiaron las sábanas de la cama. Nosotros pensábamos que Pedrito estaba vivo y queríamos entrar a la casa, pero la cantidad de policías que llegó como refuerzos lo impidieron. Nos golpearon, nos amedrentaron y no nos dejaban pasar. Sólo abrieron cuando llegó el Cicpc”, denunció Jiménez.
Una vez se retiraron los policías de la zona, la abogada se juntó con los vecinos e hicieron una lista de las patrullas y funcionarios que pudieron identificar para entregarla a la Fiscalía de Derechos Fundamentales. Hoy en día sólo están detenidos Alí, Beto y Pedro García por el caso del taxista; pero por la ejecución de Pedro Luis no hay ni un funcionario tras las