Septiembre 01, 2015.-Su estadía tras las rejas tiene un motivo. Al Gobierno le interesa tenerlos allí. Son tratados como una especie de trofeo: usados a conveniencia cuando se necesita. Durante la Revolución Bolivariana suman más de cinco mil los presos políticos. “Que existan demuestra la falta de democracia”, subrayó Jackeline Sandoval, coordinadora de la Fundación para el Debido Proceso (Fundepro).
Solo durante la gestión de Nicolás Maduro van más de tres mil detenciones arbitrarias en un año: en protestas de 2014. “Que alguien haya estado preso por razones políticas durante un mes, es considerado igual que alguien que lo ha estado por años”. Desde 2000, Fundepro contabiliza cinco millares de violaciones al derecho de ser juzgado libre de sesgos y con justicia.
Un preso político es alguien perseguido por sus convicciones. Hay tres tipos básicos: los de conciencia: por sus pensamientos adversos al Gobierno (sindicalistas, estudiantes, campesinos). Por motivos de rebelión armada civil o militar (golpistas). Y las víctimas de montaje judicial (opositores considerados por el Ejecutivo como una amenaza para la estabilidad).
Los ejemplos rayan en lo absurdo. “En el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), el director decide quién sale y quién no”. Sandoval citó casos como los de Inés González, alias “Inesita Terrible”, quien teniendo boleta de excarcelación no ha sido liberada. Un funcionario supervisa las acciones de un juez que le otorgó una medida cautelar a la tuitera y química venezolana.
¿Qué Viene Luego?
Tras su liberación o casa por cárcel, los perseguidos políticos son víctimas de otros tipos de abusos. No se les permite emitir opiniones. Se suprime la divulgación que en primer lugar les llevó a ser incómodos con el partido de Gobierno. Es un mensaje del Gobierno diciendo que ganó y logró callarles.
Ha sido común durante los proyectos políticos de Chávez, y ahora Maduro, que el preso político tiene una función única. “Son válvulas de escape”, coincide Sandoval. Cada vez que se necesita, uno o un grupo es liberado para crear cierto clima democrático. “Celebramos liberaciones, pero eso no les lava la cara al Gobierno”.
Se estima que la lista de presos políticos aún recluidos es de unas 77 personas. No todos son casos tan emblemáticos como los policías de Puente Llaguno o la jueza María Afiuni. Pero Todos esperan una decisión roja, lamenta Sandoval. “Justicia tardía no es justicia”.