Venezuela Awareness
Fernando Balda
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Octubre 25, 2013.-Son las 11:30 am, Alexandra camina apresurada, ha pedido permiso en el trabajo para pasar un momento por el Tribunal segundo de Pichincha para ver si ya está emitida la boleta de libertad de su esposo Diego Vallejo que el 29 de junio pasado cumplió la condena de un año en prisión por el supuesto delito de porte ilegal de armas que le fue impuesta. A pesar de que ya han pasado cuatro meses la celeridad jurídica y el cumplimiento de la constitución y la ley no guardan coherencia con los flamantes edificios de la judicatura inaugurados por el actual gobierno y que intentan con ventanas nuevas y olor a recién pintado hacer creer que todo marcha bien en su interior.

Evidentemente no es así, los encargados del tribunal cada día han tenido una nueva excusa para Alexandra, le han dicho que “como su esposo presentó el recurso de apelación a la sentencia y este se encuentra en curso no se puede declarar el cumplimiento de la pena”. tal parece que el tribunal no conoce el Art. 329 del Código de Procedimiento Penal que dice: “Cuando hallándose el proceso ante un juez de garantías penales superior, por haberse interpuesto algún recurso, venciere el tiempo de la pena impuesta, el juez de garantías penales inferior ordenará que se excarcele al correspondiente penado, en cuanto hubiese cumplido la condena”.

Pero esto no es todo, ya antes se había cometido otro atropello contra Diego Vallejo, a pesar que fue encarcelado desde el 29 de Junio de 2012 su detención apenas fue legalizada el 4 de Octubre de 2012. Es decir el sistema le robó a vista y presencia de todos nosotros 4 meses de su vida pues legalmente él pudo solicitar su excarcelación solo a partir de esta ultima fecha. Como si esto fuera poco Diego debe seguir en la cárcel hasta diciembre de 2013 pues enfrenta otra condena de 18 meses por supuesta asociación ilícita derivada de la misma causa. Y es precisamente en este punto donde sobreviene lo especial de este caso; he usado el término “supuesto” al referirme a ambas condenas que pesan sobre Diego Vallejo, porque desde hace algún tiempo en el Ecuador las sentencias emitidas por las Cortes en ciertos casos considerados como políticos han perdido legitimidad. Y el caso de Vallejo es uno de ellos.

Todo iba bien para él, quien era funcionario gubernamental y trabajaba para el Ministerio del Interior en el análisis de información sobre posibles actos de corrupción, hasta que un día descubrió cosas que tal vez hubiera sido mejor no descubrir, ventiló públicamente sus denuncias y se convirtió en la piedra en el zapato de una rama importante del poder. Así que un día mientras se transportaba por un sector al norte de la ciudad de Quito inmediatamente después que su ex compañero de trabajo Oswaldo Rivadeneira se bajara del auto en el que él se transportaba junto con otro amigo de nombre William Galiano, fueron interceptados por la policía quien realizó una requisa supuestamente de rutina, lo cual obviamente no fue así pues en los informes consta que aquel operativo policial solo se encargó de requisar a Vallejo y su acompañante y a ninguna persona más que transitara por el lugar.

No fue difícil para los gendarmes encontrar en el vehículo una mochila que había sido dejada de acuerdo a la declaración de Vallejo por quien se acababa de bajar del automotor. En su interior encontraron dos armas de fuego, un croquis del domicilio de Paulo Rodriguez Presidente del Concejo de la judicatura de ese entonces y unas fotos bajadas del internet de Hugo Reyes Torres acusado de narcotráfico. O sea; no se necesita un sherlock Holmes para resolver este “misterioso caso” de pistas tan obvias como si hubiera sido dejado un rastro de semillas de maíz directo a los culpables de una conspiración de asesinato, más bien esto parece una de esas producciones televisivas que están de moda: “de los productores de Dexter y CSI Miami” presentan el caso “Vallejo”, el caso en el que un sindicado por narcotráfico entregó dos armas de fuego a Vallejo y un croquis de la casa de un Juez para que lo asesine.

Eso es lo que se lee en las “pruebas” que arman esta increíble historia. Pruebas que al ser enviadas a los laboratorios determinaron que una de las armas estaba en estado inservible, lo que hace presumir que incluso quienes plantaron las falsas evidencias en el vehículo en el que iba Vallejo hasta se “revolaron un billete” y compraron chatarra. Dinero no había entre las supuestas evidencias, ¡que iban a dejar dinero! Si hasta chatarra compraron para que les quede más del revuelo, tampoco fue detectado pago de dinero en ninguna fase del caso, seguramente los autores materiales actuarían a honoris causa en solidaridad a los “pobretones” que no tuvieron ni para comprar armas en perfecto estado.

Pero bien, eso no es todo lo que nos podría parecer estúpido en este caso, sino que quien dejó la maleta con las armas en el vehículo Oswaldo Rivadeneira nunca fue llamado a juicio, y el supuesto autor intelectual -el sindicado por narcotráfico que tal vez ni se enteró de esta tramoya- quien tampoco fue llamado, en lugar de buscar uno de esos sicarios de profesión para que no fallara el cometido, se fue a buscar a un profesional que habla tres idiomas, Licenciado en Ciencias Militares y Operaciones Psicológicas, Egresado en Relaciones Públicas y Comunicación Organizacional, con un Diplomado en Sistemas de Gestión Estratégica, Especialización en Lavado de Activos, Financiamiento del Terrorismo, y una Especialización en Operaciones de Información. Con 20 años de experiencia, de carrera brillante y futuro prometedor, esposo con 14 años de matrimonio y padre de 2 hijos, una nena de 11 años y un bebe de 4. Y que nunca ha tenido ni siquiera una infracción de transito como antecedente.

Lo anterior desvanece el misterio y nos deja solo la muestra de injusticia, dolor y lágrimas provocada a una familia ecuatoriana. Habrá tenido algo que ver en la desgracia de este hombre el hecho de que con relación al secuestro que sufrí en Bogotá, fue precisamente Diego Vallejo quien denunció que los agentes  Francisco y Juan Carlos Piñeiros fueron enviados por el Ministro del Interior josé Serrano para perseguirme internacionalmente. O será solo que Vallejo tuvo la mala suerte de trabajar en un ambiente peligroso donde la honestidad y los principios no existen, lo que lo obligó a retirarse a la par que denunció que el Ministro del Interior José Serrano investigaba de forma ilegal las cuentas bancarias del ex Fiscal General de la Nación Washington Pesantes. De cualquier forma, Alexandra su esposa, volverá mañana, y pasado mañana, y después de pasado mañana y así todos los días a la Corte para ver si la ignominia que mantiene a su marido encarcelado en algún momento cuelga los brazos y pueda llegar a casa con la noticia para sus hijos de que papá ha vuelto.

Nota: Mientras escribía este artículo recibí la noticia de que la boleta de libertad de Diego Vallejo estaba por emitirse, ojalá y así sea.

Fernando Balda
Ex Asambleísta Nacional del Ecuador (A).
Secuestrado y, preso político del gobierno de Rafael Correa.
Columnista de: Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia, (Colombia) Periódico Debate (Colombia), Reporte Confidencial (México), Red Digital TV, (Venezuela) Venezuela Awareness (Venezuela) Nicaragua Hoy (Nicaragua), y varios medios internacionales más.

Twitter: @fernandobalda