Cumpleaños a través de una pantalla: La cruda realidad que enfrentan los venezolanos cuando emigran

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La crisis económica y humanitaria en Venezuela ha obligado a cientos de personas a emigrar en busca de una mejor calidad de vida, aunque las expectativas de visitar un nuevo país los mantiene con la mente ocupada y esperanzados, sus corazones se sienten pequeños, pues están dejando a sus familiares en una nación con una inflación acumulada de 2.674 %, según datos de la Asamblea Nacional.

Las celebraciones como cumpleaños, bodas, baby showers, entre otros, son conmemorados a través de una pantalla de un teléfono celular, un aparato que no sustituye el calor humano. Algunos pueden sentir que viven un momento “maravilloso”, pues se piensan cerca de su familiar.

“Hay que entender que la separación produce tristeza, es decir, físicamente no tenemos a la persona, pero también tenemos que entender que ese sentimiento es pasajero. Aunque la persona que se va puede sentir la separación como abandono, como desprotección, tienen que pensar lo contrario, deben pensar que es bueno que esa persona se fue, que tiene nuevas oportunidades”, comentó la psicoterapeuta Mercedes Schnell durante entrevista en Shirley Radio, transmitido por Circuito Onda.

“Creo que podemos aceptar la soledad, tenemos que buscar nuestro tejido social. No tenemos que enfocarnos en que la persona se fue, tenemos que ver esto como una oportunidad para conectar con amigos”, recomendó.

En la mayoría de los casos, la separación es forzosa y el mismo produce un “dolor mayor”, pues la persona realmente no quiere emigrar, pero la situación lo obliga.

“Yo creo que son dolores distintos. El que se queda vive en una situación grave de emergencia humanitaria y el que se va deja una parte de sí en el país. Los abuelos son los que más sufren la migración. Ahorita tenemos abuelos de 75 años criando a niños de padres que se van”, lamentó Abel Sarabia, psicólogo y miembro de la ONG Cecodap. Al tiempo que recordó que al menos 900.000 menores de edad en el país están siendo cuidado por otro familiar.

Pero como dice la canción, “no hay mal que dure mil años” y siempre “hay que pensar que habrá la posibilidad de algún día reencontrarse”.

Con información de CNVE24