Las calles de las ciudades de Venezuela, después de cierta hora, ya no tienen vida. (Archivo)

Marzo 01, 2018.-Según la última medición de la empresa Consultores, de enero de este año, son alrededor de cuatro millones de venezolanos los que están en el exilio

“¡Todo el mundo se está yendo! ¿Y nosotros cuándo?”, le pregunta la tía de un amigo a su hijo. El chamo —muchacho— no sabe qué responder. No se quiere ir y tiene su vida planeada. Es una rara avis. En medio del drama socialista, ha conseguido algunas oportunidades. Pero la presión es inmensa. Su madre tiene razón: todo el mundo se está yendo.

El vecino, el primo, el tío y el hermano. Todos. El que dijo que jamás se iría y el que no tenía con qué. Se trata de una huida por la supervivencia. Es un verdadero éxodo.

Según la última medición de la empresa Consultores, de enero de este año, son alrededor de cuatro millones de venezolanos los que están en el exilio. Una cifra inmensa y aterradora. Se trata de más del 10 % de la población total.

Un porcentaje que ha dejado su país. Millones de venezolanos, apartados de su tierra. De su patria, de sus amigos, familiares y lugares que conforman los recuerdos. Mientras, dejan atrás espacios vacíos. Hogares, cuartos, puestos de trabajos; sillas en la mesa a la hora del almuerzo; en las fotografías; en los abrazos grupales; en las celebraciones por la graduación de alguno o el bautizo del más pequeño; todos, espacios vacíos. Un país entero, vacío. Un país fantasma.

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