Más de 35,000 venezolanos cruzan a diario los puentes internaciones que unen a su país con Colombia. Muchos de ellos, para no regresar. José A. Iglesias [email protected]

Marzo 13, 2018.- Gabriela y Alexander comparten el alquiler de su habitación con otras 20 personas. Es un matrimonio joven con esperanzas de progresar que dejó Venezuela hace menos de un mes. A pesar del hacinamiento y de la falta de trabajo, dicen estar mejor en Cúcuta, que se encuentra a solo unos metros de su país.

“Cada día las condiciones en Venezuela empeoran. Una mañana mi esposo me dijo ‘nos tenemos que ir porque esto no da más’, y con lo que teníamos ahorrado compramos un pasaje para Cúcuta”, relata Gabriela.

Al llegar a Colombia se sentaron en la acera cerca del boulevard. Lo peor, pensaban, ya había pasado. Atravesar toda Venezuela por carretera les tomó días. Imaginaban que llegar al país vecino sería sinónimo de ser acogidos y que existiría ayuda para ellos, pero no fue así. “Toca echarle pichón (hay que hacerlo)”, se dijeron. A partir de entonces durmieron en el suelo y con los días y la ayuda de los lugareños empezaron a vender café.

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