Danny estuvo 14 años dializándose

Septiembre 06, 2016.-27 personas murieron por cruzar a Colombia en la búsqueda de tratamiento y medicamentos, de acuerdo con los registros de la ONG Comunidad de Naciones.

Ureña. Por el cierre de la frontera, Elvira Cubides perdió a su hijo Danny, de 33 años. Murió en la mitad del puente internacional que une a Cúcuta con Ureña cuando regresaba de dializarse del vecino país. “Aquí no hay respeto por nadie”, asevera esta madre, quien tuvo que gestionar el tratamiento en otro lado por la crisis de salud en Venezuela.

Danny es uno de los 27 muertos que ha habido por la restricción del paso a Colombia que impuso el Gobierno el 19 de agosto de 2015, de acuerdo con los registros de la Organización No Gubernamental (ONG) Comunidad de Naciones. Estas personas fallecieron buscando tratamientos y medicamentos.

El desabastecimiento de medicinas en el país —que las droguerías estiman en 80 %— llevó a muchos colombianos residentes en las zonas fronterizas a ir a Cúcuta para auxiliarse. Pero con el bloqueo, las limitaciones fueron mayores.

A semanas del cierre, el Gobierno dio permisos por 24 horas para citas médicas, operaciones  y tratamientos oncológicos, de insuficiencia renal y VIH. Sin embargo, para acudir a esos procedimientos las personas —muchas veces fatigadas— tenían que aguardar horas en los puentes de San Antonio y Ureña hasta que los oficiales permitieran el cruce.

Danny, que estaba debilitado por la diálisis, tuvo que estar un largo rato en la cola para llegar a Ureña y en la mitad del puente se descompensó, allí lo encontró su madre, que por causalidad iba a Cúcuta por medicamentos. Elvira cuenta que “lo vi cuando cayó”. Luego buscó asistencia en un centro de salud, pero ya había fallecido. “Si yo no hubiese estado, los efectivos no hacen nada. Mi hijo luchaba por su vida y con ese cierre sufrió”.

Esta madre estuvo 14 años acompañando a su hijo en el tratamiento de la insuficiencia renal. Danny se dializaba desde los 19 años. El procedimiento lo hizo por un tiempo en San Cristóbal, porque en Ureña había restricciones. Pero la clínica a la cual asistía en la capital del estado Táchira no tuvo más insumos, de modo que optó por Colombia.

“Mi hijo era buen trabajador, buen amigo. En la alcaldía, donde laboraba, lo querían”, relata mientras vuelve a mirar los informes médicos que señalan que Danny falleció por una aneurisma: “Los pacientes que se dializan pasan el día fatigados y eso les afecta. Están horas bajo el sol y cualquier cosa puede pasar. Tenía que hacer un gran esfuerzo. Él luchaba y le pedía mucho al Santo Cristo de La Grita”.

Entre las idas y venidas de Cúcuta, el joven tuvo que soportar los maltratos de los militares. “Lo acusaban hasta de paraco”, relata. Elvira recuerda que el 19 de agosto de 2015 —cuando el Gobierno ordenó el cierre— Danny durmió en las oficinas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN) “hasta que amaneció y pasó”.

En la casa hay una gran foto de Danny con su camiseta del Barcelona, equipo de fútbol al que era aficionado. Y con lagrimas en los ojos, la madre dice que todavía va al psiquiatra porque no logra superar la muerte. “Lo que se hace en este país es una burla para los enfermos”.

“Mi hijo luchaba por su vida y con ese cierre de la frontera sufrió”