Capi 1 Laided-Salazar1-e1424801358936Octubre 07, 2015.-Laided Salazar cambió el uniforme de capitán de aviación, para ponerse el que usan las reclusas de la Comunidad Penitenciaria de Fénix (Lara). Le dieron de baja y colgó el corbatín negro, la camisa de cuello y la clásica chaqueta de paño azul con sus tres estrellas; para vestir un mono y una franela de algodón, como si se tratara de un uniforme escolar, pero de color rosado, así lo reseño Efecto Cocuyo. 

Condenada a ocho años y siete meses por los delitos de instigación a la rebelión y faltas al decoro militar, es la única mujer de un grupo de nueve oficiales detenidos en mayo de 2014, acusados de planear un golpe de Estado y un supuesto bombardeo a varios edificios estratégicos de Caracas, incluyendo el Palacio de Miraflores, según denunció el presidente Nicolás Maduro.

Salazar tiene un hijo de 11 años al que vio por última vez hace más de cuatro meses, el día de la madre, cuando aún no había sido trasladada del Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof), el tercer lugar en el que estuvo detenida. Luego del traslado a Lara no se ha repetido el encuentro. En el anexo de Fénix no permiten las visitas de niños; ni siquiera el ingreso de cartas que escriben y envían con otros familiares, cuenta Ana Teresa de Salazar, madre de Laided, quien es docente jubilada. Las visitas de los familiares son una vez al mes.

La rutina

Laided está en aislamiento, por órdenes superiores. Se levanta a las 6:00 am, cuando una custodia le toca la puerta de su celda para entregarle dos tobos de agua que debe rendir para varias cosas: ir al baño, cepillarse los dientes, bañarse, lavar su ropa y lavar el plato en el que come. Durante unos meses, a los familiares los obligaban a llevar todos los martes a sus reclusos una vianda con diez arepas, diez panquecas y diez catalinas, ni una más, ni una menos. “Nos decían que estaban teniendo problemas con los alimentos y que nosotros teníamos que contribuir de esa manera. No quedaba de otra, era eso o que no comiera. Pero las cosas cambiaron hace poco, nos dijeron que por órdenes de la ministra Iris Varela, ya no lleváramos más comida”, señala la madre.

La capitana pasa la mayor parte de su tiempo leyendo, hasta las 6:00 pm, cuando le ordenan apagar la luz. Si no tiene la mirada clavada en algún libro, está dibujando. Su entorno y el lugar en el que está encerrada quedaron plasmados en varias hojas que compartió con Efecto Cocuyo.

Dibujo de la celda de Laided Salazar, hecho por ella misma
Dibujo de la celda de Laided Salazar, hecho por ella misma

Ese plano corresponde a su celda, la tercera de un pasillo de cuatro puertas. Es calurosa y pequeña, con 2 metros de ancho y 3 de largo. Tiene dos ventanas con pequeñas hendiduras por las que entran los zancudos y muy poca ventilación. Allí debe guindar la ropa cada vez que la lava, en un pequeño baño que está muy cerca de su cama de cemento, sobre la que yace una colchoneta que le llevaron sus familiares y que ya está desgastada. Cuando hace demasiado calor, la coloca en el piso –también de cemento- cerca de la rendija de la puerta de hierro, para que le entre algo de brisa. Así ha pasado muchas noches.

Cerca de la cama reposan las pocas pertenencias que tiene: franelas, monos deportivos, toallas, ropa interior y medias, que deben ser blancas por órdenes directivas. Todo corre por cuenta de la familia, hasta ese uniforme que es norma en algunos penales venezolanos desde enero de 2014, cuando la ministra Varela inauguró el llamado “nuevo régimen penitenciario” que establece, entre otras cosas, que las mujeres vistan de rosado y los hombres de amarillo.

De cada prenda de vestir sólo tiene tres, pues no le permiten más. Sus libros y algunos utensilios y productos de aseo que le llevan en cada visita también comparten ese espacio. “Bueno, cuando llegan. Una vez le mandamos toallas sanitarias y nunca se las dieron, varias veces le hemos mandado detergente y no se lo dan, se lo quedan las custodias quizás por la necesidad y la escasez de los productos regulados. Por eso ella me dice que cuando le mande detergente en polvo, se lo ponga en una bolsita y no le mande todo, por si acaso”.

El baño no tiene poceta sino una especie de letrina sobre la que debe depositar el agua que administra durante el día, casi con medidas exactas, dice la madre de Laided: “Ya aprendió a bañarse con medio tobito, para que le alcance el agua para el resto de las cosas. Con el agua potable sí le ha costado, porque la que tiene es la que nosotros le llevamos en las visitas, en un botellón de cinco litros”.

Laided es odontóloga egresada de Universidad Central de Venezuela. Un año después de terminar el pregrado, en 2002, se asimiló en la Fuerza Aérea Venezolana. Antes de ser detenida, prestaba servicio en la Academia Técnica de la Aviación Militar en Maracay. “Ella por ser militar sabe lo que es pasar trabajo, pero un día me dijo: ‘Mami, nunca había experimentado lo que era acostarme con sed, ni cuando me asimilé”.

El pasillo al que salen a recibir las tres comidas diarias también ha sido sala de cine en dos oportunidades, rememora: “Una de esas veces, la custodia de turno tenía para escoger entre dos películas, una de adoctrinamiento político e ideológico que no recuerdo el nombre, era como un documental y otra de comiquitas. Prefirió ponerlas a ver a los Minions”.

Pasillo de aislamiento de la cárcel de Fénix
Pasillo de aislamiento de la cárcel de Fénix

Otro de los dibujos recientes de Laided es un retrato del patio de aislamiento, al que le permiten salir una hora todos los días a hacer ejercicio. No puede trotar, porque es un espacio pequeño que se agota en el paso 63, así que se limita a caminar. Y éste es quizás uno de los factores que más angustia a su madre: “De todos los del caso, mi hija es la que más leña ha llevado. Los otros militares están en anexos especiales, tienen más fácil y seguidas las visitas y sus hijos pueden ir a verlos. La que menos tendría que ver con esa loca conspiración de la que los acusan es Laided. Ella ni siquiera tenía mando de tropa”.

Detalle del patio de aislamiento. Son 63 pasos por 13
Detalle del patio de aislamiento. Son 63 pasos por 13

Padrino López y el “Golpe Azul”

“Ellos decían que esta era la semana decisiva para generar un golpe de Estado en Venezuela”, dijo el presidente Nicolás Maduro desde el Palacio de Miraflores, en Caracas, el 25 de marzo de 2014, cuando recibió a la comisión de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

En esa alocución, el mandatario nombró a tres generales de brigada y anunció que ya estaban detenidos: Oswaldo Hernández, José Machillanda y Carlos Millán. Estos dos últimos fueron sobreseídos cuando culminó el juicio. Tras el anuncio de Maduro, también fueron detenidos el coronel José Gregorio Delgado, el teniente coronel Ruperto Chiquinquirá, el mayor César Orta Santamaría y los capitanes Juan Carlos Nieto Quintero, Neri Córdova, Andrés Thomson Martínez y Laided Salazar. Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (AN), en declaraciones posteriores, aseguró que le llamaban “Golpe Azul” u “Operación Jericó”.

http://atodomomento.com/capitana-laided-salazar-dibuja-su-dia-a-dia-en-la-carcel-de-fenix/