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La protesta política ha tenido un descenso por la fuerte represión pero la protesta social se mantiene con promedio
de 15 diarias y será más alta la frecuencia, asegura el Observatorio de Conflictividad EFE

Febrero y los meses siguientes subieron la curva tradicional de las manifestaciones de calle: fue una explosión. ¿A dónde fue a parar esa fuerza? ¿Cómo se agotó la energía? Por Oscar Medina

EL UNIVERSAL domingo 17 de agosto de 2014  12:00 AM

¿Se desinfló la protesta política en Venezuela? La respuesta parece obvia: ya no hay trancas, ni barricadas frente a la plaza Francia de Altamira. Tampoco hemos vuelto a ver las imágenes de bravíos encapuchados haciendo frente a la Guardia Nacional en San Cristóbal y quienes soñaron con que una avalancha de “gochos” vendría del estado Táchira a sublevar a Caracas tuvieron que despertar a la realidad.

Durante el primer semestre del año ocurrieron en el país al menos 6.319 protestas de calle. Un promedio de 35 cada día. La data recopilada por el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social demuestra que este periodo ha sido el más agitado de los últimos diez años. La comparación con el primer semestre de 2013, cuando se contabilizaron 1.687 manifestaciones, arroja un aumento de 278%.

¿Fue este un momento extraño en el contexto de la Venezuela de hoy? Para nada. Fue un subidón en la curva, pero no ajeno a las circunstancias: en este país se han producido al menos 15 mil episodios de protesta durante los últimos tres años. Lo que sucedió a principios de febrero se debe a una confluencia: la de la casi tradicional demanda por derechos económicos y sociales con el componente político aportado por las organizaciones que convocaron a eso que se le dio el nombre de “La Salida”, a lo que hay que sumar la reactivación de un movimiento estudiantil que aportó lo suyo y aguantó hasta donde pudo.

Desgaste de la protesta 

“Cuando vemos las cifras, encontramos que sí hubo un descenso”, explica Marco Antonio Ponce, Coordinador General del OVCS: “Ese pico de febrero y marzo tiene como consecuencia que este será un año récord en este sentido. El componente político y partidista estuvo muy presente. La respuesta del Gobierno con una estrategia de represión y criminalización del derecho a la protesta y el hecho de que hubo partidos que no se sumaron a la protesta pacífica ocasionó un desgaste en las manifestaciones con contenido político.

Lo que ha ocurrido en los siguientes meses, aclara el investigador, es que la protesta social se mantiene con un promedio de 15 diarias y será aun más alta la frecuencia. En los últimos años 80% de las manifestaciones han sido por demanda de temas sociales. Y a partir de junio las protestas de trabajadores se han incrementado”.

Gabriel Puerta Aponte, secretario general de Bandera Roja, aporta la visión de quien conoce estos asuntos: “Ningún movimiento de protesta es eterno”, sentencia justo antes de incorporarse a una reunión en la que se planifica lo que quizás sea el próximo mecanismo para estructurar la expresión del rechazo de una parte de la población al Gobierno que encabeza Nicolás Maduro, el Congreso Ciudadano: “La idea de una rebelión democrática como esta se caracteriza por altos y bajos y por periodos planos en la lucha. Y aunque estamos en ese nivel, la protesta se mantiene y el mejor ejemplo es lo que sucede ahora en Sidor, que marca la intervención del sector proletario industrial”.

El desmantelamiento de los campamentos de estudiantes que ocupaban espacios en Caracas y algunas ciudades del interior es para Cipriano Heredia un punto de inflexión: “Eso marcó el fin de estos casi cuatro meses de protesta”. Diputado del legislativo de Miranda y subsecretario general nacional del partido Alianza Bravo Pueblo, Heredia coincide con Puerta Aponte: “Someter a un país a una tensión y a una dinámica como esta no es algo que pueda extenderse mucho en el tiempo”.

Protagonista de los eventos, Juan Requesens explica el momento: “Vivimos meses muy intensos y como en todo conflicto social y político, hay altibajos. Hoy estamos viendo el piso más bajo, casi la desaparición de la movilización”. Pero el presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela tiene noticias: “Vamos a reactivar la protesta, pero con mucha más claridad y organización para evitar las cosas terribles que pasamos con los muertos, las torturas y las detenciones. Así como somos líderes para llamar a la gente a la calle también debemos serlo para proteger a esa gente. Nuestra respuesta tiene que ser pacífica y organizada”.

Y dijo más Requesens: “En las próximas semanas comenzarán a ver otra vez al movimiento estudiantil en las calles”.

Lo que viene 

“Contra todo pronóstico la protesta duró meses porque era manifestación del hartazgo de la gente”, apunta Carolina Abrusci, Secretaria Juvenil Nacional de Acción Democrática: “Pero eso estaba condenado al agotamiento. Ahora, eso no significa que la protesta se haya acabado: en las comunidades hay protestas todos los días. La tensión se volverá a agudizar muy pronto porque la situación económica está muy mal. Y puedo decir que entre los estudiantes hay un proceso de reorganización y se está trabajando en una agenda de calle. Hay un gran compromiso de los estudiantes y en las próximas semanas veremos pronunciamientos y algunas acciones. Esto no se ha desinflado”.

Abrusci, sin embargo, no deja de aportar un elemento crítico: “Hubo sectores que cometieron un error de cálculo al plantear que íbamos a salir del Presidente. Ese momento se dio después de las elecciones. ¿Por qué no salieron a protestar el 15 de abril sino que esperaron otra elección para tener alcaldes y concejales? La protesta se acaba cuando los sectores radicales entendieron su error de cálculo”.

El asunto es complejo. “Atentó contra la protesta la falta de definición del mecanismo concreto a través del cual se aspiraba a lograr el cambio político”, explica Cipriano Heredia: “Los dirigentes que llamamos a la protesta siempre tuvimos claro que debía ser de forma pacífica, pero se dejó abierta la discusión para definir el mecanismo y eso quedó sobre la mesa”. Las opciones estaban en la Constitución, señala: constituyente, enmienda, revocatorio o solicitar la renuncia del Presidente. Pero solo hubo calle y no se logró -como dice Puerta Aponte- “el efecto concluyente”. Es decir, el cambio político: “Y cae la expectativa de victoria inmediata”.

Heredia plantea que la mesa de diálogo en el que sectores de la oposición se sentaron con el Gobierno a tratar de buscar una salida de consenso a la crisis también le restó a la protesta y le funcionó al Gobierno como estrategia. “Dudo que haya incidido”, difiere Requesens: “Era claro que los factores que llamamos a la protesta no estábamos allí. Lo que pasó era una dinámica natural. Y hoy tenemos las mismas o más razones para seguir protestando”.

Aplanadora represiva 

Al mismo tiempo, la estrategia represiva fue una aplanadora: “El gobierno venezolano respondió a las movilizaciones pacíficas con un discurso de descalificación, prácticas sistemáticas de represión, militarización de algunas ciudades y criminalización de la protesta”, denuncia el informe del OVCS: “desde febrero hasta junio se registraron 3.306 manifestantes detenidos, 973 heridos y 42 fallecidos”. Nunca antes se vio algo así en el país.

El documento destaca que además de los cuerpos se seguridad del Estado, las manifestaciones fueron atacadas por grupos de civiles armados a los que califican de paramilitares y que actuaron en 437 protestas. Y que esto fue activado por las palabras del 5 de marzo del presidente Nicolás Maduro: “Hago un llamado a las UBCH, a los consejos comunales, a las comunas, a los colectivos: candelita que se prenda, candelita que se apaga”.

“Otro elemento es que muchos de los jóvenes que fueron privados de libertad están sometidos a medidas que les impiden volver a salir a manifestar”, señala Ponce. Y tumba un mito: “Solamente 8% de las protestas fueron violentas. Eso desmiente el discurso del Gobierno de que todas las protestas eran violentas, argumento que usaron para justificar la represión”.

Militarización extrema 

Sergio Vergara, coordinador de Voluntad Popular en Táchira resume la fórmula que fue utilizada por las autoridades: “El pueblo de San Cristóbal fue víctima de persecución y de un esquema de criminalización de la protesta que condujo incluso al encarcelamiento del alcalde Daniel Ceballos”.

Precisa Vergara que si la protesta en San Cristóbal fue apaciguada se debió a la militarización extrema que sufrió la ciudad y a los severos ataques a las comunidades”. Y allí siguen los de uniforme.

Pese a todo, tal como se ha dicho, volverán las manifestaciones: “La protesta adquirió otro significado, es un acto de rebeldía, pero también es una obligación ciudadana”, apunta María Corina Machado, dirigente del movimiento político Vente Venezuela y una de las principales promotoras de “La Salida”: “Antes tenía un carácter más reivindicativo. Ahora tiene un elemento ético, de luchar por valores. ¿La protesta está viva? Desde luego que sí, aunque algunas de sus manifestaciones no las estamos viendo debido a la represión y a la censura”.

Marco Antonio Ponce advierte que las manifestaciones vuelven a ganar fuerza por la vía de las demandas ciudadanas por servicios elementales como el agua: “Ese tipo de protestas moverán a la gente y en torno a eso siempre estará orbitando la protesta política, aunque estas dependen al final de otras dinámicas. En todo caso, lo que vimos desde febrero es consecuencia de la crisis económica. El Gobierno tiene un paquete de medidas aguantadas y cuando las suelte la gente saldrá a las calles a protestar”, pronostica el coodinador del OVCS.

Para María Corina Machado la próxima etapa propone un nuevo desafío: “La protesta debe ir acompañada de otro tipo de lucha. Por eso planteamos articular toda esa fuerza que hay en la base social para lograr un movimiento ciudadano con el objetivo común de lograr un cambio de régimen en el marco de la Constitución”.

A esa estrategia Machado la ha identificado como Congreso Ciudadano. Otros lo plantean en términos similares -ir a las comunidades, organizar- pero bajo otra denominación.

¿Y cuál será el mecanismo? Sobre esto el dirigente de ABP, Cipriano Heredia tiene algo que decir: “No está en discusión si debemos ir unidos o no a todos los procesos electorales que vengan. Eso es un hecho.

“Lo que debemos definir -acota Heredia- es si esto es una democracia con déficit en algunos aspectos o si es algo parecido a una dictadura. De esa caracterización dependerá cuál será la estrategia a seguir en una lucha que va más allá de lo electoral”.

http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140817/se-acabo-la-protesta

PUNTOS DE VISTA

EL UNIVERSAL
domingo 17 de agosto de 2014  12:00 AM

María Corina Machado: “La protesta ha tenido un objetivo contundente: la conquista de un futuro para todos. La gente no arriesga su vida por un cestaticket, pero sí lo hace por la libertad, por el futuro de sus hijos y por su dignidad. Se equivocan quienes dicen que a los sectores populares solo los mueve su economía. Eso es un irrespeto y una muestra de ignorancia”.

Gabriel Puerta Aponte: “Lo que se produjo durante esos meses de protesta fue algo extraordinario: quedó reflejada la fuerza que está contenida en el descontento del venezolano. Hay una conciencia democrática formada en la crítica, en la denuncia, en demostrar la estafa que es este régimen”.

Carolina Abrusci: “En la juventud de AD estamos trabajando en reconstituir los comités locales, que son las semillas de esa cantidad de talento humano que desde sus comunidades van articulando la raíz política. Estamos apostando a los liderazgos reales del país”.

Cipriano Heredia: “Es injusto culpar a la dirigencia política que convocó a protestar por el saldo de víctimas. Los culpables de las 42 muertes no son María Corina, ni Leopoldo, ni Ledezma, ni los estudiantes. Los culpables son quienes dispararon a matar y quienes dieron las órdenes. Responsabilizar a los líderes políticos es absurdo, esa es una tesis interesada del Gobierno a la cual no debe sumarse ningún dirigente de la oposición”.

Sergio Vergara: “El esquema de febrero y marzo está agotado. Bien lo decía Daniel Ceballos cuando proponía la evolución de la protesta que debía hacerse en un tono pacífico pero contundente. La protesta ha evolucionado y por eso ahora tenemos esquemas de asambleas ciudadanas y otras actividades para despertar a la población y para lograr que el Gobierno escuche a los ciudadanos”.

Juan Requesens: “La protesta del movimiento estudiantil siempre ha cumplido un rol de vanguardia. Y también debe cumplir su rol en las reivindicaciones sociales y acompañar la lucha de los menos privilegiados por el reclamo de sus derechos.

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