Venezuela Awareness
Manifestantes sostienen sus móviles encendidos, en una manifestación proeuropea en Kiev. REUTERS
  • Ucrania no se atreve a firmar un acuerdo de asociación con la UE

  • Tiene miedo a las represalias de Moscú, su principal socio económico

Venezuela Awareness
Manifestantes sostienen sus móviles encendidos, en una manifestación proeuropea en Kiev. REUTERS

Rusia ha ganado jugando como visitante el que puede ser el último partido diplomático del año. Conforme a lo que se esperaba, Ucrania no se atrevió ayer a contrariar a los rusos -que a día de hoy son su principal socio económico- firmando un acuerdo de asociación comercial que la hubiese colocado a las puertas de la UE.

A Europa sólo le quedaba lamentarse de los imponderables del partido. “No aceptaremos que en una negociación bilateral haya una posibilidad de veto de un tercer país”, decía el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso en los últimos compases de la cumbre de Asociación Oriental, que reunía a los líderes de los Veintiocho con los dignatarios de los países del antiguo perímetro soviético.

Rusia gana y la UE pierde. El interés de Bruselas por Ucrania está fundamentado por el tamaño de este país, su posición estratégica, recursos naturales y nivel de desarrollo suponen un estímulo muy potente para Europa Occidental, que busca en los países del Este el resorte definitivo para salir de la crisis.

Pese a todo, la UE sacó ayer pecho de la consecución de un acuerdo de similares características con Georgia y Moldavia, dos países que se han decantado por estrechar vínculos con Occidente. “Estoy encantado de atestiguar este histórico acontecimiento que marca el inicio de una nueva fase en nuestras relaciones”, aseveró el presidente de la Comisión Europea. José Manuel Durao Barroso.

Intercambio comercial

Para el jefe del Ejecutivo comunitario, estos acuerdos “son los más avanzados en su categoría” de cuantos ha firmado hasta ahora la UE y permitirá aumentar el intercambio comercial y la creación de puestos de trabajo en ambas áreas. Pero sobre todo Barroso destacó que “este acuerdo no es sólo económico” ya que abre la puerta a una mayor participación de la UE y sus agencias en ambos países. Entre otras consecuencias, esta alianza abre la puerta a que Europa elimine el requisito de visado para los ciudadanos moldavos.

Para el analista ruso Fiodor Lukianov es necesario esperar y ver lo lejos que llegan Moldavia y Georgia en la andadura europea que acaban de empezar. “Ucrania también firmó lo mismo, iniciar los trabajos, y es posible que ahora Moldavia empiece a notar más presión de Rusia para que siga los pasos de los ucranianos”, explicaba ayer Lukianov, que no obstante cree que ésta puede ser la oportunidad de la UE “para respaldar de verdad a Moldavia y ponerla como ejemplo para los ucranianos”, que podrían volver al redil europeo en un futuro.

Una expansión que molesta a Rusia

El principal problema es que ninguno de los otros países de la órbita de la UE tiene el peso específico de Ucrania ni despierta el mismo interés para Moscú o Bruselas. Los rusos llevan más de 10 años molestos con la expansión de instituciones supranacionales occidentales sobre lo que antes era su ámbito natural de influencia.

Ahora la racha ‘goleadora’ del presidente ruso, Vladimir Putin, rememora los buenos tiempos en los que la URSS era el contrapeso de Estados Unidos. En los últimos meses el Kremlin ha frenado la intervención extranjera en Siria, ha dado cobijo a un filtrador como Snowden que es un héroe para muchos europeos… Y en el último momento ha evitado que la pieza más golosa de la periferia ex soviética acabe remando con Occidente.

Que Ucrania haya desistido ante la presión rusa es un recado para otras repúblicas que son cortejadas actualmente por Occidente en el plano comercial y militar. Y la victoria de Moscú da nuevo impulso a la construcción de una alternativa rusa a la UE que Putin quiere convertir en su legado para la historia de su país.

Una potencia comercial que se mida con Europa y China, cooperando en defensa y sosteniendo el pulso a un Occidente que Moscú ve en retirada. Y de paso, que cierre la herida psicológica que supuso el desmoronamiento soviético en los 90.

http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/29/5298f17d63fd3dde098b4577.html