Una bandera suiza en Engstligenalp, cerca de Adelboden. / PETER KLAUNZER (EFE)
Una bandera suiza en Engstligenalp, cerca de Adelboden. / PETER KLAUNZER (EFE)

Una ciudad inaugura la prohibición para los demandantes de asilo de acercarse a ‘zonas sensibles’ como una escuela, un centro deportivo, o la piscina pública.

Una bandera suiza en Engstligenalp, cerca de Adelboden. / PETER KLAUNZER (EFE)
Una bandera suiza en Engstligenalp, cerca de Adelboden. / PETER KLAUNZER (EFE)

 París 7 AGO 2013

A principios del verano, Suiza aprobaba por referéndum con una amplía mayoría de casi el 80% el endurecimiento legislativo para obtener el asilo en el país. En un clima de rechazo creciente a este tipo de inmigración, una nueva polémica agita al país. Se trata de la iniciativa de la ciudad de Bremgarten, en Argovia, donde funciona desde el lunes un nuevo centro de acogida para los demandantes de asilo con capacidad para 150 personas. Sus residentes tienen prohibido acercarse a ciertos lugares, como escuelas y salas deportivas. Una segregación denunciada como racista por asociaciones de derechos humanos y por la izquierda.

El Ayuntamiento de Bremgarten ha firmado con la Oficina Nacional de Migraciones (ODM) y el Departamento Federal de Defensa un pacto que estipula un total de 32 “zonas sensibles” de exclusión para los residentes de este nuevo centro. Entre estos lugares directamente vetados a los extranjeros pendientes del asilo se encuentra la escuela, una serie de infraestructuras deportivas, el casino y la piscina pública. La ODM recuerda que se aplican medidas similares en el centro de Nottwil (Lucerna).

“Con esta medida, la ODM ratifica la generalización según la cual refugiado equivale delincuente potencial”, denuncia en el diario francófono Le Temps el político del partido verde (Verts/GE) Antonio Hodgers. “Esta medida revela más la importancia de las corrientes xenófobas en este cantón que los problemas particulares en el centro”. La asociación Augenauf considera que tales prohibiciones son simplemente ilegales.

El director de la ODM, Mario Gattiker, ha tratado de rebajar la polémica al asegurar que la prohibición no es definitiva. Los residentes pueden acceder a las bibliotecas, a las plazas públicas y a iglesias, asegura a la agencia ATS. En cuanto a los centros escolares y deportivos, la prohibición se aplica únicamente entre semana de siete de la mañana a seis de la tarde, coincidiendo con el horario escolar. “Necesitamos reglas de juego para que el día a día entre los demandantes de asilo y los habitantes se gestione de forma ordenada y sin conflicto”. Si no se cumple con la prohibición no hay prevista ninguna sanción.

Este tipo de prohibición de ciertas zonas a los demandantes de asilo es legal en Suiza en virtud del artículo 74 de la ley de extranjería, informaLe Temps. Pero solo se puede aplicar si el demandante no cuenta ya con una autorización de estancia y con la condición de que “perturbe o amenace la seguridad y el orden público”, una figura motivada por la voluntad de luchar contra el tráfico de drogas. También se puede aplicar a extranjeros cuya solicitud haya sido rechazada y de los que se sospecha que no cumplen con la orden de expulsión en el plazo fijado. Aplicarla por defecto a los demandantes sería problemático.

Sin embargo, otras localidades ven este tipo de iniciativa con buenos ojos. Roman Staub, alcalde de Menzingen, considera que los demandantes de asilo deberían tener prohibido acudir a “zonas sensibles” como los alrededores de las escuelas, según declaraciones recogidas por la BBC. “Aquí los demandantes de asilo podrían encontrarse con nuestros escolares, niños y niñas pequeños”, concluye.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/07/actualidad/1375898309_072938.html