Así la conocí y así la describo a las madres que viven angustiadas por la formación de sus hijos en escuelas “socialistas”.

Por JURATE ROSALES
La madre me explica que la escuela chavista transformará a su hijo en un zombi del socialismo del siglo XXI. Ella quiere irse ya, pero ya!, con sus muchachos, lejos de Venezuela. Le digo que es la tercera vez en mi vida que presencio la ilusa creación ideológica de “un hombre nuevo”. Experimenté en carne propia las dos primeras, siendo alumna en escuela soviética y luego en una nazi. Lo único que guardé de ello, es un mal recuerdo.
Empecemos por preguntar cómo será la educación en Venezuela. El proyecto de la Ley de Educación, que se encuentra en segunda discusión en la Asamblea, todavía podría sufrir modificaciones, pero en su forma actual, no incluye un marco de ideologizació n planificada y se limita a que la educación sea laica, lo que no es una novedad y rige en muchos países democráticos, sin perjuicio de una educación religiosa acorde con la voluntad de los padres. El gobierno conoce la resistencia de la gente cuando se le habla de formar “el hombre nuevo”. Recordemos que el Ministerio de Educación en los primeros años del gobierno de Chávez preparó un pensum de estudios calcado en el cubano, al extremo que se les olvidó quitar el artículo que hablaba de las zafras. Estos detalles iniciaron la primera salida de la oposición a la calle, bajo el grito de “con mis hijos no te metas”. Es poco probable que el tema sea atacado de frente, con documentos en la mano, lo que permitiría a la oposición organizarse … contra el documento, o contra una Ley escrita. Lo más probable es que se procederá con los hechos, y no con los documentos, logrando un avance a medida que se controlen cada vez más los planteles de educación, imponiendo un programa elaborado, pero no publicado, dependiendo de la resistencia que encuentren.
La idea expresada por Hugo Chávez y repetida por su hermano Adán, Ministro de Educación, es el plan de crear el hombre nuevo en toda la población, empezando por los lugares de trabajo. Las escuelas no serán sino el agregado de un gran movimiento nacional de enseñanza política, y así lo anunció Hugo cuando nombró a Adán.
Las declaraciones de Adán Chávez en La Habana, fueron hechas en un evento internacional sobre la educación y allí dijo lo que en ese ambiente debía decir. Sin embargo, reflejó con bastante precisión lo que ya expresó otro ideólogo del chavismo, como lo es William Izarra. La meta es, por lo tanto, crear el hombre nuevo en toda la nación.

Así es como proceden

La que escribe, se caló de niña largas y fastidiosas horas escuchando lecturas con comentarios de Marx, Engels y Lenin. Cuando se fueron los rusos y llegaron los nazis, las clases fueron de idioma alemán y no había manera de ir al cine para ver una película, sin pasar primero por “el noticiero” que era de propaganda pura. Las dos enseñanzas coincidían en repetir a saciedad que Stalin o Hitler (según los militares que nos ocupaban) son el Dios que debemos adorar, sus retratos estaban por doquier, con la diferencia que cuando llegaron los alemanes colgaron el retrato de Hitler en el mismo clavo del que descolgaron el de Stalin. Igual como en Cuba el Dios es Fidel y en Venezuela pronto lo será Chávez.
En estos casos, el papel que juega la familia es primordial, no porque en la familia hablen mal del gobierno (por prudencia, nadie lo hace delante de los niños y menos cuando hay adolescentes, quienes por emitir una opinión pueden arruinar su futuro), sino porque el ambiente familiar forma una coraza natural contra la bazofia externa, sobre todo cuando empieza a escasear lo más necesario, creando problemas reales mucho más impactantes que las palabras del adoctrinamiento.
Ni el niño más inocente creerá por mucho tiempo lo que le dice la enseñanza política, allí no está el problema. El primer problema a encarar, es que se aprende a vivir bajo una inversión de valores: la condición para progresar no es la meritocracia, sino la obediencia a la cantaleta de la propaganda oficial. Cuando la entrada a una universidad es condicionada no por la excelencia en los estudios, sino por la adhesión al partido, la persona se pliega por necesidad. Dado que la letra de la cantaleta suele cambiar, es imposible repetirla por convicción o por creer que se trata de verdades inamovibles, porque de pronto, habrá que repetir lo contrario de lo que se repetía antes. De tal manera, que las famosas teorías socialistas no penetran en el modo de pensar y sólo sirven para “aparentar”. Si el “aparentar” trae beneficios, sobre todo cuando todos los demás a su alrededor padecen de graves problemas de escasez, el joven se acostumbrará a vivir escuchando cada modificación, por leve que fuese, en las notas de la última cantaleta, para estar siempre en el tono justo. De paso, lo odiará.

Lo irreparable

Lo descrito arriba sólo dura lo que dura el dictador y la tragedia de los cubanos es que el de ellos ha durado mucho. Sin embargo, son cosas que pasan sin dejar huella. Lo que sí produce un daño permanente que no desaparece “después del dictador”, es la indefensión de la persona cuando empieza a vivir en una sociedad normal, si esta persona no tuvo desde el principio la fuerza necesaria para superar las condiciones limitantes.
La enseñanza en los países socialistas suele ser de bajísimo nivel en la preparación técnica e intelectual. En lo técnico, carecen de instrumentos de estudio debido a un sistema donde reina la escasez y, en lo intelectual, están limitados por el aislamiento y las censuras. Sin ir más lejos, desde que Fidel Castro enfermó y por primera vez se vislumbró en Cuba una apertura con el posible regreso de los emigrados, la gente en Cuba sabe que ninguno de ellos podrá competir en el mercado de trabajo con el primo o el hermano que se formaron profesionalmente en Estados Unidos. Se palpa un temor ante el cambio, basado en el sentido de inferioridad, que no es psicológico, sino que obedece a una realidad.
En los países de Europa oriental que se liberaron del comunismo, el precio que se paga actualmente por los muchos años de educación sin calidad, se traduce en un sector de la población que entró en la vida normal sin poseer los instrumentos para competir exitosamente. Son personas que se formaron sin regirse por la superación y sin una ética de vida. Puestas frente a lo que les ofrece el sistema capitalista y carentes de capacidad para ganárselo con el trabajo, están a la deriva. Proliferan las mafias, la prostitución, el narcotráfico, el crimen.
¿Son todos así? Sólo un sector, pero antes del comunismo, ese sector no existía, porque cada quien era preparado para ganarse la vida.
¿Quiénes se salvaron de esa mutilación? Puedo afirmar sin equivocarme, que han sido las personas provenientes de núcleos familiares firmes.
Este es el único consejo que puedo dar a la madre que quería irse del país.