Nelson Mezerhane, Añez Nuñez y Salvador Romani, personas inocentes que nunca debieron estar presos, hoy gozan de libertad, porque es algo que se merecen por derecho. No es un favor de la justicia revolucionaria al no poder sostener y defender lo indefendible por la invalidez de las declaraciones ofrecidas por el testigo estrella de la fiscalía, Giovanny Vázquez de Armas. Los tres ahora libres, ahora podrán disfrutar de su silla en su mesa, escuchar de lejos los villancicos de las casas vecinas, el olor de las ricas hallacas y el abrazo de sus seres queridos.

Lejos del calor del hogar venezolano, existen fríos calabozos de la Disip,paredes grises, olor a hacinamiento y humedad, sonido de puertas y rejas, el silencio de la injusticia,el miedo y indefensión,  donde permanecen algunos de nuestros presos políticos, personas dignas, inocentes, en condiciones inhumanas, a quienes se les viola los standares minimos establecidos en acuerdos internacionales suscritos por Venezuela para los detenidos. Será la primera Navidad en la Disip para el General Felipe Rodríguez, segunda Navidad para el Comisario Iván Simonovis, la tercera para  el joven medallista en natación, Raúl Diaz Peña…..

Que pudieramos regalarle a nuestros 29 presos políticos que por ahora no podrán regresar a sus casas? una ventana donde puedan sentir la corriente de aire en su cara? la conciencia de millones de venezolanos que no los olvidan, y permanecen rezando por ellos hasta lograr la libertad y justicia?gozar de  unos rayos de sol al que no tienen derecho solo por ser presos políticos?muestras de amor y calor humano para que sientan que no están solos?

Todos siguen presos ilegalmente, porque se les cerceno el derecho a la justicia.

La carta del hijo de un preso político al Niño Jesús:”quiero papá cacha, papá cacha” (quiero a mi papá en mi casa, papá en mi casa); debe llamarnos a  la reflexión si en verdad hemos hecho suficiente por ellos, manteniendonos vigilantes de sus soledades y necesidades, y la de sus familiares..

No es Navidad para un hogar venezolano, donde hay una silla vacía porque el ser querido  se encuentra en prisión ilegítima e inhumana. No podemos decir Feliz Navidad, cuando 29 presos políticos permanecen encarcelados por apegarse a sus principios o son víctimas de venganza política

Debemos ser concientes que la lucha por la justicia de los 29 que permanecen presos no ha terminado, debemos continuar llamando a la denuncia de tanta impunidad que se vive en Venezuela. No podemos silenciar los gritos de un torturado que clama justicia para que el torturador un día reciba su castigo.

Los torturados de Venezuela víctimas del gobierno de Hugo Chavez esperan tu solidaridad para poder llevar a la justicia a ese fiscal, juez, carcelero  y torturador, que atento contra los principios mínimos consagrados tanto en la Carta Magna venezolana como en tratados internacionales que Venezuela burla descaradamente. La comunidad internacional debe condenar este acto repugnante  por lo tanto, no hemos concluido nuestro trabajo todavía.
Nuestro espíritu debe estar en la celda de Carlos Ortega y sus 15 años y 11 meses, de los hermanos Otoniel y Rolando Guevara con 27 años y 9 meses; Juan Bautista Guevara, pena máxima de 30 años.Nuestro corazón debe estar detrás de las rejas frías de los  26 presos políticos que aun permanecen esperando un juicio sin respeto al debido proceso como hasta ahora ha sucedido.

Nos preparamos para celebrar el nacimiento del Salvador del Mundo, pero las fiestas y las alegrías  que acompañan estos días navideños regresaran, cuando en las cárceles venezolanas no exista un preso político, no sumemos un torturado mas a la lista, y los culpables de estos hechos abominables reciban su justo castigo.

Patricia Andrade

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“Jueza Milagros Morales senténcieme ya, usted está cumpliendo órdenes del Ejecutivo, yo soy un preso de Chávez, eso lo sabe usted y todo el pueblo de Venezuela… No pido clemencia ni perdón porque no he cometido ningún delito… Senténcieme sin miedo, no soy conspirador ni golpista, no soy narcotraficante ni delincuente, tuvieron que inventarme un delito de rebelión porque no me pueden acusar de corrupto, porque no lo soy… Senténcieme ya… usted es la encargada de mi ejecución… Estoy tranquilo, duermo en paz. No sé si usted y la fiscal Luisa Ortega Díaz puedan decir lo mismo”.

– Palabras de Carlos Ortega, Presidente de la Confederacion de Trabajadores de Venezuela (C.T.V.) durante el acto conclusivo.